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¡Háblame, Señor!

2020-12-09

"Si tu oído está atento a la sabiduría e inclinas tu corazón a la prudencia" (Proverbios 2:2).

<p>¿Tienes algún amigo o amiga que habla demasiado? Claro, uno de esos que siempre ocupa el centro de la conversación y no deja que los demás participen en ella. A veces resultan un poco molestos, ¿no es así?</p>

<p>William Shakespeare dijo que la prosperidad sobresale en el que sabe escuchar y no tanto en el que habla mucho. Cuando aprendes a prestar atención a los demás desarrollas uno de los hábitos más edificantes para tu vida social, intelectual y, por supuesto, espiritual.</p>

<p>Samuel era un niño cuando aprendió esta importante lección. ¿A quién aprendió a escuchar? ¡Nada menos que a Dios! ¿Acaso el Señor habla? ¡Por supuesto que sí! Lo que pasa es que muchas veces los seres humanos no lo dejamos hablar. Cuando oramos únicamente hablamos nosotros, ¿y el Señor? Pero Dios tiene mucho que decirnos, por eso es importante asumir una actitud de reverente atención.</p>

<p>¿Pero cómo habla Dios? En realidad, él tiene muchas formas de comunicarse con nosotros. Por supuesto, habla a través de la Biblia; también lo hace a través de los mensajes de sus siervos; habla por medio de las grandes lecciones de la naturaleza; asimismo, Dios abre y cierra puertas. No obstante, su voz también puede ser entendible al oído humano.</p>

<p>Una parte fundamental en el diálogo con Dios es escuchar su voz. Deja que él se comunique contigo esta mañana, dale tiempo para impregnar tu conciencia con sus palabras de vida eterna. No te dejes atrapar por la tiranía de lo urgente y por las prisas de la mañana. Mejor levántate más temprano para hablar con tu Padre celestial y oír su voz.</p>

<p>La vida cristiana se construye a partir de la relación con Dios, por lo que, si aprendes a escucharlo, llegarás a ser un fiel creyente. Así lo demuestra la vida de Samuel, quien a medida que creció se fue convirtiendo en un líder del pueblo de Israel. Gracias a su influencia y a su visión como dirigente, el pueblo de Dios vivió su esplendor como nación bajo los reinados de Saúl, David y Salomón. Sin embargo, uno de los atributos más importantes en la vida de este profeta fue que aprendió a escuchar atentamente la voz de Dios.</p>

<p>¿Te gustaría escuchar la voz de Dios? Esta mañana puedes intentarlo. Después de explicar tus pensamientos, dale tiempo al Señor para hablarte.</p>