Mal gobernante en pueblo pobre
2020-11-23
"Un león rugiente, un oso hambriento: ¡eso es el mal gobernante sobre el pueblo pobre!" (Proverbios 28:15).
<p>El profeta Ezequiel ministró a Israel durante el exilio en Babilonia (586-521 a.C). A pesar de haber sido liberado de la esclavitud en Egipto en medio de milagros y portentos del Padre celestial, ahora el pueblo de Dios experimentó en varios momentos la dominación de sus enemigos. Trescientos años de nefastos gobernantes en su mayoría dejaron como saldo la divisón del país en dos reinos, el agotamiento de los recursos económicos de sus habitantes sus vecinos, la consolidación de la idolatría e infidelidad a Dios, las regulares luchas por el poder en la cúpula real, entre otras. En el año 722 a.C. los asirios habían asolado Samaria, destruyendo el reino del norte. En el 586 a.C. le tocó el turno a Jerusalén: el ejécito de Babilonia arrasó la ciudad y se llevó cautivos a sus habitantes.</p>
<p>Allí, en la tierra de los caldeos, Ezequiel proclamó mensajes proféticos mediante oráculos de juicio contra Israel y las naciones extranjeras, así como profecías de esperanza y restauración. Pero entre ellos, recordó la terrible influencia de los gobernantes del pueblo, a quienes llamó "pastores de Israel", debido a su actitud egoísta hacia los suyos: "¡Ay de vosotros, pastores de Israel, que tan sólo os cuidáis a vosotros mismos! ¿Acaso los pastores no deben cuidar al rebaño? Vosotros os bebéis la leche, os vestís con la lana, y matáis las ovejas más gordas, pero no cuidáis del rebaño. No fortalecéis a la oveja débil, no cuidáis de la enferma, ni curáis a la herida; no vais a por la descarriada ni buscáis a la perdida. Al contrario, tratáis al rebaño con crueldad y violencia. Por eso las ovejas se han dispersado: ¡por falta de pastor! Por eso están a la merced de las fieras salvajes. Mis ovejas andan descarriadas por montes y colinas, dispersas por toda la tierra, sin que nadie se preocupe por buscarlas" (Ezequiel 34:2-6, NVI).</p>
<p>Tener autoridad conlleva un enorme compromiso hacia nuestros semejantes. Las actitudes egoístas y la búsqueda de intereses personales en este tipo de responsabilidades son especialmente destructivas. Muchas veces, los terribles resultados de un líderazgo funesto no se ven a corto plazo, sin embargo, el tiempo revelará inevitablemente los alcances de las malas decisiones del pasado.</p>
<p>Hoy pide a Dios que te ayude a desempeñar un fiel liderazgo allí donde estás.</p>