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Una reina con carácter

2020-11-11

"Cuando el rey ocupa el tribunal de justicia, le basta una mirada para despejar todo mal" (Proverbios 20:8).

<p>Isabel nació el 22 de abril de 1451 en Madrigal de Altas Torres, en el reino de Castilla. Su padre fue el rey Juan II de Castilla y su madre, Isabel de Portugal, segunda esposa del monarca. Pasó su niñez lejos de los núcleos urbanos, en Arévalo, al lado de su hermano, Alfonso. La muerte de su padre elevó al trono a su medio hermano, Enrique IV. Por aquellos años, Castilla era un lugar de interminables luchas internas por el poder. Faltaba un liderazgo que le diera rumbo. En 1469 se casó con el príncipe Fernando, heredero del trono de Aragón. Ambos formaron una de las parejas más poderosas de la época. Después de diversas luchas por la sucesión del trono, Isabel fue coronada reina de Castilla en 1474.</p>

<p>Muy pronto, la joven y aparentemente indefensa reina dejó ver su sólido liderazgo y se dedicó a consolidar su poder sometiendo a los nobles y unificando el reino en medio de sangrientas guerras. En 1492, Fernando logró una de las grandes victorias para Castilla: la conquista de Granada, que pondría fin al dominio musulmán en la península ibérica. Una vez dominada la situación en Granada, procedieron a apoyar a Cristóbal Colón en su intento por descubrir una nueva ruta hacia el Oriente. El 12 de octubre del mismo año, Colón descubrió un nuevo continente. El descubrimiento de América llevó a Isabel y Fernando a situarse entre los monarcas más poderosos de Europa. Su momento de gloria no podía ser mejor. Gracias a sus grandes proezas, en 1496 el papa Alejandro VI les concedió el título de Reyes Católicos. En pocos años, Isabel y Fernando habían logrado cohesionar a su pueblo con un brillante liderazgo, dominar a sus enemigos y extender sus dominios, lo cual sentó las bases de lo que sería el Imperio español años más tarde. Pero tantas fatigas harían mella en la salud de la reina, quien moriría en Medina del Campo el 26 de noviembre de 1504.</p>

<p>Cada época demanda líderes a la altura de las circunstancias. Quienes trascienden en la historia no son lo que rehúyen enfrentar los desafíos que la vida les depara, sino aquellos que los enfrentan con valor y son capaces de superarlos. Son ellos quienes colocan el fundamento para el futuro desarrollo de grandes pueblos e individuos.</p>

<p>Este día pide al Señor que te ayude a consolidar un buen carácter para honra y gloria de su nombre.</p>