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El seductor de la patria

2020-11-04

"Cuando no hay buen guía, la gente tropieza; la seguridad depende de los muchos consejeros" (Proverbios 11:14).

<p>Antonio López de Santa Anna (1794-1876) fue presidente de México once veces a lo largo del siglo XIX. Este personaje está considerado como uno de los grandes villanos de la historia de este país. Era un hombre vivaracho, alegre, servil y zalamero con los superiores; siguiendo ese camino se abrió paso en el mundo de la política. Lo curioso es que para un importante sector de la población representaba la mejor opción para llevar las riendas de la patria.</p>

<p>Rodeado de aduladores que le festejaban sus excesos, se hizo llamar el "Napoleón del oeste", "el benemérito de la patria", "el guerrero inmortal de Zempoala", "su Alteza Serenísima". Amaba los desfiles, los uniformes militares y los banquetes oficiales. Pero gobernar no le resultaba tan atractivo, pues conllevaba responsabilidades. Así que, una vez en el poder, lo abandonaba cuando se sentía agobiado por las presiones y se marchaba a sus haciendas de Manga de Clavo o El Encero, en Veracruz, alegando problemas de salud. En su lugar dejaba al vicepresidente en turno. Pero cada vez que renunciaba en medio de un arrebato de ira o una bajada de ánimo, o salía huyendo a causa de alguna de sus pifias, un grupo de sus seguidores iba a buscarlo para cnvencerlo de que la patria lo estaba llamando. Además, le organizaban una entrada a la capital del país con repique de campanas y balcones adornados. Una vez que su ego se satisfacía, la sonrisa volvía a su rostro.</p>

<p>El saldo de su paso por la presidencia de la República fue desastroso. México perdió más de la mitad de su territorio y, además de conducir a la bancarrota al país, propició el atraso democrático y sangrientas guerras internas con los seguidores de su peor enemigo, Benito Juárez García.</p>

<p>La Biblia dice que la "seguridad depende de los muchos consejeros" (Proverbios 11:4) para que orienten debidamente al líder y no que le presenten escenarios ficticios para ganar su aprobación. Tarde o temprano eso se paga muy caro. La adulación es una mentira adornada de palabras exquisitas. La gente aduladora busca un beneficio personal, por eso no es de fiar, en especial para quienes han de tomar decisiones relevantes.</p>

<p>Pide hoy al Señor que te ayude a escuchar los mejores consejos para tomar decisiones oportunas.</p>