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La era de la manipulación de la mente

2020-10-29

"El que odia, lo disimula con los labios pero por dentro maquina el engaño. No confíes en quien habla con voz engolada, porque en su corazón hay siete abominaciones" (Proverbios 26:24, 25).

<p>Hasta 1910, los anunciantes en general creían que los consumidores actuaban conducidos por la razón y el interés y que se les podía convencer sobre esa base. Sin embargo, entre 1910 y 1930, los publicistas empezaron a darse cuenta de que los clientes actúan de manera irracional, así que los mensajes propagandísticos dejaron de apelar a la razón para invocar a las emociones y fantasías del consumidor. En 1923, durante una reunión de publicistas, uno de los ponentes dijo: "Apelad a la razón con vuestros anuncios y llegaréis a un 4% de la especie humana". Los publicistas reafirmaron que era inútil seducir a la masa con argumentos intelectuales o lógicos. En 1927, John Benson, entonces presidente de la Asociación Estadounidense de Agencias Publicitarias, comentó: "Decir la cruda verdad puede no resultar muy atractivo. Quizá sea necesario engañar a la gente por su propio bien. Los médicos, y hasta los predicadores, lo saben bien. La inteligencia del ciudadano medio es sorprendentemente escasa. Es mucho más eficaz guiarlo por medio de sus instintos e impulsos subconscientes que a través de la razón" (Roland Marchand, <em>Advertising the American Dream: Making Way for Modernity, Berkeley:</em> University of California Press, 1985, p. 85).</p>

<p>Hoy las grandes marcas comerciales tratan de establecer vínculos afectivos entre sus productos y sus clientes. La gente entra a las tiendas en busca de una experiencia emocional, por lo que el olor, la iluminación, la música, la decoración, el buen trato influyen en la decisión de comprar. Nada de argumentos lógicos ni racionales, ¡solo fantasías, ilusiones y fascinación de los sentidos!</p>

<p>En nuestros días somos bombardeados día y noche con toda clase de anuncios dentro y fuera de casa. El peligro es que estamos perdiendo la facultad de tomar decisiones inteligentes y racionales, mientras fundamentamos nuestras elecciones en la insensatez de los caprichos y la fugacidad de las emociones. Aparentemente, usar la razón y tratar de estructurar decisiones inteligentes resulta muy aburrido. Sí, nos hemos acostumbrado a que otros piensen por nosotros.</p>

<p>Es necesario recuperar la capacidad de pensar y tomar decisiones sabias. No es bueno vivir enganchado al ordenador, el televisor, el Ipad o el teléfono móvil. Apágalos con regularidad. Disfruta del silencio, de la soledad, de un diálogo contigo mismo. Aprende a ser feliz con pocas cosas y a no sentirte frustrado si no compras tal o cual producto.</p>

<p>Hoy pide al Señor que te ayude a desarrollar la facultad de tomar decisiones inteligentes.</p>