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Entrégale tu corazón

2020-10-14

"Hijo mío, entrégame tu corazón, y no apartes la mirada de mis caminos" (Proverbios 23:26).

<p>Había llegado a la adolescencia. Un mundo lleno de posibilidades se presentaba delante de mí. Me gustaban las chicas, los amigos y el deporte. Además, era jugador titular del equipo de baloncesto de la escuela, lo que me brindaba algo de popularidad y aceptación entre los amigos.</p>

<p>Desde niño me habían llevado a la iglesia cada sábado. Pero la verdad es que para ese momento la iglesia ya no representaba nada. Simplemente yo ya no quería ir al templo cada sábado. Entonces, unos amigos me invitaron a derrapar en unas dunas cerca de La Paz (Baja California Sur, México) a bordo de una camioneta. ¡Era increíble dar vueltas a gran velocidad! De pronto, la falta de pericia del conductor hizo que el vehículo volcara. Yo salí proyectado varios metros y quedé tendido en la arena. Recuerdo que me despertó el sonido de una ambulancia que venía a recogerme. Me subieron de inmediato y me llevaron al hospital donde mi padre trabajaba y los médicos empezaron a revisarme. Entonces llegó mi padre. Conversó un momento con sus colegas y luego me dijo:</p>

<p>-Hijo, esa pierna izquierda está muy mal. Es posible que la pierdas.</p>

<p>-¡Pero por qué! -pregunté con desesperación.</p>

<p>-La rodilla ha recibido un fuerte golpe. Además, parece que después de salir proyectado, la camioneta dio varias vueltas de campana y la parte de atrás cayó sobre tu pierna. Lo bueno es que el terreno era arenoso y no estaba rígido.</p>

<p>-¿Y qué van a hacer?</p>

<p>-Esperaremos los resultados de las radiografías y la opinión del traumatólogo -dijo mi padre.</p>

<p>La luz de una enorme lámpara golpeaba mi rostro, mientras estaba tendido sobre la camilla. En ese momento me sentí desfallecer. Hasta ese momento mi vida sin Dios parecía un sueño. ¡Cómo iba a vivir sin una de mis piernas! Los médicos salieron de la habitación. Estaba solo. Entonces elevé mis ojos al cielo y oré. "Señor, sé que no he sido lo que tú esperas. Pero te prometo que si me salvas la pierna voy a dedicarme a ti". Cuando los médicos regresaron con los resultados me dijeron admirados. "¡Esto es un milagro! Tu rodilla no ha sufrido ninguna fractura. La pierna solo tiene los golpes. Te vas a recuperar en unos meses". Una lágrima rodó sobre mis mejillas.</p>

<p>Nunca olvidaré el día que le entregué mi corazón. Créeme que ha sido la mejor decisión de mi vida. Tú también hazlo este día y nunca te apartes de sus caminos.</p>