return

Paralizados por el temor

2020-10-11

"El justo se libra de la tribulación, y su lugar lo ocupa el impío" (Proverbios 11:8).

<p>Josafat fue uno de los reyes de Judá más leales al Padre celestial. Sin embargo, un día se levantó con la noticia de que un enorme ejército venía directamente contra él. De pronto empezó a sudar frío. Hizo un breve recuento del número de tropas con las que contaba y se dio cuenta de que no podría derrotar a su enemigo. ¿Qué podía hacer? El miedo empezó a invadirlo. Entonces, cayó de rodillas en oración confesando que se estaba muriendo de temor (1 Crónicas 20:3). ¡Dios respondió de manera oportuna!</p>

<p>Recuerdo que durante un vuelo sobre una zona montañosa pasé momentos verdaderamente angustiosos. Una tormenta no nos permitía aterrizar en el aeropuerto. La lluvia parecía arreciar a cada momento. El avión se estremecía de manera temeraria. Durante más de media hora estuvimos sobrevolando la pista de aterrizaje en medio de la tempestad. La inquietud entre la gente crecía a cada momento y de pronto comenzaron los gritos. Yo no sabía qué hacer. Miraba para todas partes y veía el terror en los rostros de los pasajeros. Pocas veces me habia sentido así. El miedo me estaba invadiendo. Una dama que iba a mi lado no ocultaba su pánico. Entonces, tomé una pequeña Biblia que llevaba en el bolsillo de mi chaqueta y le pedí que leyera el Salmo 23. Lo hizo y se tranquilizo. De pronto, escuchamos al piloto pidiendo a la gente que se preparara para un aterrizaje forzoso. Y ahí, en medio de la tormenta, el avión aterrizó a salvo.</p>

<p>El miedo puede ser una oportunidad para acercarte a Dios. Los momentos de peligro nos recuerdan que somos sumamente vulnerables. En más de una ocasión tendrás que enfrentarte a situaciones complejas. Como Josafat, es posible que un día te levantes con la noticia de que un ejército de problemas viene directamente contra ti. Entonces, te das cuenta de que no tieenes la capacidad de superarlos. En esos momentos, en vez de hacerte el valiente, lo mejor es que te arrodilles ante Dios y reconozcas que te estás muriendo de miedo. Él sabrá qué hacer.</p>

<p>Los jóvenes tienen que luchar con diversos temores a lo largo de su vida, por eso necesitan a Dios. ¿Qué es eso que te quita el sueño y te arranca la facultad por ser feliz? ¿Tiene que ver con la posibilidad de que tus padres se divorcien? ¿Acaso es la falta de dinero para pagar tus estudios? ¿O tal vez el miedo a quedarte solo y no encontrar pareja? ¡Él te librará de esa tribulación!</p>