No rompas tu diálogo con Dios
2020-10-10
"Hijo mío, óyeme y acepta mis razones, y los años de tu vida se alargarán" (Proverbios 4:10).
<p>El arca del pacto representaba el trono de Dios (Isaías 6:15; Jeremías 17:12; Hebreos 2:20; Salmo 11:3). La presencia del Señor se manifestaba sobre el propiciatorio (Éxodo 25:21, 22). Nadie podía presentarse delante de ella. Quien lo intentaba moría. Solo el Sumo Sacerdote podía acceder al arca una vez al año. En su interior había tres objetos: las tablas de los Diez Mandamientos (justicia divina), la vara de Aarón que floreció y un poco de maná (misericordia divina). El arca también servía para comunicarse con Dios. Era un medio para encontrarse con el Padre celestial. Era una forma de oración.</p>
<p>La influencia de Saúl fue desastrosa para la vida espiritual del pueblo hebreo, pero especialmente para los que conformaban su corte. Durante su reinado, los líderes israelitas dejaron de consultar a Dios a través del arca. En realidad, dejaron de orar (1 Crónicas 13:3). Saúl no aceptó muchas de las razones del Padre celestial y terminó rompiendo el diálogo con él. Es increíble que muchas de las grandes decisiones que afectaron a los israelitas se tomaron en un ambiente alejado de la oración. Tuvieron que pasar varios años para que estas personas con responsabilidades fundamentales en Israel se volvieran a vincular con el Señor a través de la oración. La llegada de David abrió la puerta para que la oración volviera a ser una actividad relevante en aquella sociedad.</p>
<p>La oración es una actividad que necesita consolidarse en la vida. No es fácil establecer el hábito. Y por el contrario, es muy sencillo consolidarse en la vida. No es fácil establecer el hábito. Y por el contrario, es muy sencillo perderlo. La vida aletreada, así como los millones de estímulos visuales y auditivos te alejan de la oración. Las preocupaciones llegan a ahogarte y de pronto parece que nada resulta eficaz. Entonces te enfrentas a verdaderos huracanes emocionales, financieros y espirituales. Intentas todo, menos orar. Te sientes frustrado e incapaz de salir adelante.</p>
<p>Esta mañana quiero invitarte a orar por encima de cualquier influencia. Que nada ni nadie te aleje de la oración. Que el mal ejemplo de un líder, dirigente o amigo no te conduzca a descuidar tu gran fuente de poder. Incluso si tus padres no son un buen ejemplo de oración, no sigas su mala actitud. El ejemplo de los líderes de Israel ha de recordarnos que el descuido de la oración siempre afecta a otras personas. Por eso hay que tomar decisiones más responsables y dedicar más tiempo a la oración.</p>