Tres requisitos para derrotar a un gigante
2020-10-06
"No vayas por la senda de los impíos, ni sigas el camino de los malvados" (Proverbios 4:14).
<p>La batalla debió de haber sucedido aproximadamente entre los años 1026 y 1023 a.c.. Tuvo lugar en el Valle de Ela, entre Azeca y Soco, a unos 27 kilómetros al suroeste de Jerusalén. De pronto, del lado del ejército filisteo apareció Goliat, un guerrero de casi tres metros de altura, ataviado impecablemente para la guerra y con amplia experiencia en el campo de batalla. El semblante del gigante era tan aterrador que su presencia estremeció al ejército hebreo, cuyos soldados se apresuraron a agazaparse entre las rocas. Entonces, empezó su guerra psicológica con un vendaval de insultos a sus rivales. En esta parte se observa el primer requisito para derrotar a un gigante.</p>
<p><em>Liderazgo.</em> En realidad, quien debería ejercer la autoridad, a saber, el rey Saúl, no lo hace. En vez de salir, y dar la cara por su pueblo y por el Dios a quien están insultando, se encierra en su tienda sin saber qué hacer. Cuando uno no ejerce el liderazgo que le corresponde, otro lo asumirá tarde o temprano. Fue así como un adolescente dedicado, otro lo asumirá tarde o temprano. Fue así como un adolescente dedicado al pastoreo de ovejas -de mucho menor estatura, sin el equipo adecuado para la guerra y sin experiencia militar- asumió el liderazgo que le correspondía al rey de Israel y estuvo dispuesto a enfrentar al gigante.</p>
<p><em>Identidad.</em> La Biblia dice que Saúl vistió a David con sus propios atuendos para pelear, incluyendo un casco de bronce sobre la cabeza y una coraza. Sin embargo, el chico ni siquiera pudo caminar con semejantes cacharros. Eso nos recuerda una lección: nunca te pongas la armadura de otro para luchar, porque te va a quedar grande. Mejor aprende a combatir con tus propias armas.</p>
<p><em>Seguridad.</em> David tuvo que estar bien seguro de que Dios aprobaba su decisión de enfrentar a Goliat. Su objetivo era dar a conocer al Dios de Israel delante de todo el mundo. El joven reflejaba en el rostro una seguridad que únicamente concede el Padre celestial.</p>
<p>¿Posees un liderazgo fundamentado en una sólida relación con Dios? ¿Tienes una identidad cristiana que no deja lugar a dudas? ¿Tienes la seguridad de dar a conocer a Cristo a través de los diversos ámbitos de tu vida? Si es así, entonces prepárate para ver cómo caen los gigantes delante de Dios y cómo el nombre del Señor es honrado y exaltado por quienes lo han calumniado.</p>
<p>Decide hoy seguir por el camino que conduce a la vida eterna.</p>