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Tomé la puerta equivocada

2020-10-03

"Hay caminos que el hombre considera buenos, pero que al final resultan caminos de muerte" (Proverbios 16:25).

<p>Hace unos años pasé por una incómoda situación en el aeropuerto Charles De Gaulle de París (Francia). Estaba por tomar un vuelo a la Ciudad de México cuando, en medio de una confusión, escogí un pasillo equivocado que me llevó hacia una puerta de embarque que no era la mía. Al ver mi billete, el oficial me informó que me había confundido. Lo peor de todo era que ya era muy tarde para embarcar. De pronto caí en la desesperación y empecé a imaginar lo que sucedería si perdía el avión. ¡Por qué me pasaba eso a mí! Empecé a correr por los pasillos de la terminal aérea con una oración en los labios. Finalmente, después de subir y bajar escaleras y pasar por varios controles de seguridad, llegué al sitio correcto. De manera milagrosa, el vuelo se había retrasado misteriosamente varios minutos. Yo sabía que el Señor había respondido a mi oración. Mientras ocupaba mi lugar en la aeronave, di gracias al cielo por haber tenido misericordia de mí.</p>

<p>Creo que no es la primera vez que me he equivocado. En realidad han sido muchas. Como en el caso de lo sucedido en París, en varias ocasiones ni siquiera me he dado cuenta de que estoy en un error y ha tenido que ser otro el que me mostrara la triste realidad. Sin embargo, gracias a eso he podido librarme de varias dificultades que parecían inevitables y me habrían afectado seriamente de no haber tomado una decisión firme.</p>

<p>Es muy probable que tú también hayas elegido la puerta de embarque equivocada para luego darte cuenta de que has perdido grandes oportunidades. Tal vez, un día alguien se acercó a ti para indicarte que estabas equivocado y debías corregir el rumbo. ¿Seguiste las indicaciones o desechaste las advertencias? Posiblemente hoy sufres las consecuencias de no haber atendido los avisos.</p>

<p>La promesa de esta mañana es que Dios nos muestra los errores. Él nos advierte cuando vamos por el camino equivocado o estamos frente a una puerta falsa. El Señor tiene diversas formas de señalarnos que debemos cambiar de ruta. Sin embargo, somos nosotros los únicos que podemos tomar la decisión de efectuar los cambios. Si hoy te sientes confundido o inseguro en cuanto a los laberintos de la vida, es tiempo de invitar al Señor para que te indique el camino correcto.</p>