Jesús como maestro
2020-09-28
"Optad por mi instrucción, no por la plata; por el conocimiento, no por el oro refinado. Vale más la sabiduría que las piedras preciosas, y ni lo más deseable se le compara" (Proverbios 8:10, 11, CST).
<p>La forma en la que Jesús preparó a sus discípulos representa el modelo educativo más eficaz que se haya conocido. El Señor los observó durante un tiempo. Descubrió sus virtudes y defectos. Al principio, fueron simplemente seguidores de Cristo, después llegarían a ser compañeros de trabajo (Marcos 1:14; 3:12). Seleccionó cuidadosamente a los que serían sus discípulos buscando disposición de aprender, compromiso con la misión y valor para enfrentar las adversidades. Si había estos elementos, solo bastaba un poco de esfuerzo para obtener grandes resultados (Marcos 3:14, 15). Además, convivió con ellos durante varios años (Juan 17:6-8) y les enseñó verdades fundamentales de su reino (Marcos 4:1-9), es decir, no perdió el tiempo discutiendo conjeturas, suposiciones o disparates teológicos de la época. Por si fuera poco, ahondó sobre algunos temas en conversaciones privadas promoviendo las preguntas, aclarando, profundizando el entendimiento y favoreciendo la reflexión (Marcos 4:10-34; 7:17; 9:28; 10:10) e ilustró sus enseñanzas mediante su vida y actos (Marcos 10:13-16; 10:45; 15:33-38), usando situaciones inmediatas, vivas y concretas para facilitar el aprendizaje (Marcos 4:35-41) en un lenguaje fácil de entender.</p>
<p>Cada vez que asigbana una tarea a sus discípulos, las instrucciones eran claras y no dejaban espacio a la confusión. Además, los organizó para trabajar en equipo para enseñarles a resolver problemas de manera conjunta (Marcos 6:7-13). Jesús evaluó, corrigió y fomentó el aprendizaje (Marcos 6:30; Lucas 10:17-24). En varias ocasiones, cambió los escenarios de instrucción para llevar sus mentes a otro tipo de reflexiones (Marcos 4:35, 36). Enfatizó y repitió lecciones fundamentales para asegurarse de que sus discípulos lo habían entendido (Marcos 4:35-41). No les asignó trabajos especifícos hasta que no estuvieron bien preparados. Y, por supuesto, oró por ellos (Lucas 10:21, 22;22:31, 32; Juan 17). Sabía que los grandes cambios en sus vidas solo podían alcanzarse con ayuda del poder divino. Jesús confió en sus discípulos y les otorgó el liderazgo de su iglesia. No los trató como novatos ni aprendices, más bien, les concedió autoridad como dirigentes de su pueblo (Marcos 16:14-20; Mateo 28:16-20; Juan 20:19-23).</p>
<p>Jesús es el mejor Maestro que ha existido nunca. Seguir su ejemplo pedagógico es acercarse a un concepto integral de educación. Él está dispuesto a enseñarte aquello que no entiendes. Búscalo hoy.</p>