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Escucha la corrección divina

2020-09-03

"Responded a mis reprensiones, y yo os abriré mi corazón; os daré a conocer mis pensamientos" (Proverbios 1:23, CST).

<p>Saulo de Tarso fue un hombre que durante toda su vida trató de agradar a Dios. A lo largo de su existencia fue un individuo "sinceramente equivocado" en sus formas de adorar al Padre celestial. Su devoción al Señor lo condujo a que desde muy pequeño se prepara para convertirse en un fariseo, especialista en la religión hebrea y miembro del sector más respetado de la sociedad israelita, un hombre dedicado a Dios a tiempo completo.</p>

<p>Su educación religiosa fue privilegiada. Se sentó en la cátedra de Gamaliel, uno de los maestros más capaces de su tiempo. Aprendió a leer los textos hebreos y tuvo acceso a los escritos griegos y latinos. Se convirtió en un hombre culto y refinado, poderoso en la oratoria y experto en la interpretación de textos sagrados; su corazón ardía con el anhelo de usar sus conocimientos para el reino de Dios.</p>

<p>Un día se enteró de que había ciertos grupos que seguían a un hombre llamado Jesús, los cuales amenazabn la religión judía. ¡Él no podía permitirlo! Así que decidió acabar con ellos y organizo pequeños escuadrones para perseguirlos. Estaba decidido a terminar con cualquier obstáculo que dañara al judaísmo. Pronto logró amedrentar a varias comunidades cristianas y su figura causaba terror entre los miembros de la iglesia primitiva. Sin embargo, a pesar de tantos esfuerzos "sinceramente equivocados", Saulo no era feliz. Algo le faltaba.</p>

<p>En cierta ocasión, mientras se dirigía a Damasco para perseguir cristianos, Jesús mismo se le apareció y lo exhortó a desistir de hostigar cristianos. Saulo aceptó la reprensión. A partir de ese momento se convirtió en el apóstol Pablo, pues Dios le dio una nueva actitud y capacidad para comprender el evangelio en la vida son el resultado de la comunión con Cristo a través de la adoración. Al contemplarlo somos transformados.</p>

<p>Es posible que tú seas un joven cristiano que cree vivir una fe genuina. Si es así, créeme cuando te digo que Dios te tiene un gran aprecio. Por eso, en caso de que estés equivocado o sostengas una idea opuesta a su voluntad, él te lo dirá. ¿Pero aceptarás su reprensión? ¿Estarás dispuesto a seguir sus caminos aunque tengas que eliminar ciertas ideas arraigadas en tu corazón? ¡No dudes en hacerlo! Es mejor no aferrarse a algo que no agrada a Dios. Si lo haces, él te dará a conocer el evangelio de manera extraordinaria, como lo hizo con el apóstol Pablo.</p>