return

Con la soberbia en los labios

2020-07-23

"Los labios del necio derraman soberbia; los labios de los sabios son su protección" (Proverbios 14:3).

<p>Tiro fue la ciudad fenicia más importante que, a partir del siglo X a.C, tomó forma bajo el reinado de Hiram I y ejerció una sólida influencia sobre el resto de las ciudades fenicias hasta el siglo VI. Hiram unió dos islotes mediante un malecón y levantó grandes templos dedicados a Melkart, Astarté y Baal Shamin. Los autores de la antigüedad alabaron la belleza y grandiosidad de la ciudad. Llegó a ser muy famosa por su actividad marítima, ya que sus comerciantes fueron los primeros en navegar por las aguas mediterráneas. La prosperidad llenó de soerbia a sus habitantes. El profeta Ezequiel transmite un mensaje de Dios para el rey de Tiro: "Yo, el Señor y Dios, te digo que te has envanecido. En tu corazón crees que eres un dios y que tienes tu trono en medio de los mares. En tu corazón actúas y piensas como si fueras un dios, aunque no eres un dios sino un hombre. [...] Con tu sabiduría y tu inteligencia has acumulado riquezas; en tus tesoros tienes oro y plata. Con la ayuda de tu gran sabiduría, en tus negocios has logrado multiplicar tus riquezas, y por causa de esas riquezas tu corazón se ha envanecido. [...] yo voy a traer contra ti gente extraña y fuerte de otras naciones, que descargará su espada sobre tu sabiduría, y que manchará tu belleza y esplendor. Te harán descender al sepulcro, y sufrirás la muerte de los náufragos" (Ezequiel 28:2-8). Incluso, el profeta compara la actitud del rey de Tiro con el propio Lucifer, quien corrompió su sabiduría a causa de su esplendor (vers. 17).</p>

<p>La profecía se cumplió al punto. Los ejércitos de Alejandro Magno se apostaron frente a Tiro en enero de 332 a.C. e impusieron un asedio de ocho meses que atravesó varias fases, con avances y retrocesos de parte de ambos bandos. El ataque final llegó en agosto del mismo año: el general griego empleó en la operación todos los recursos humanos y materiales, incluyendo una inmensa flota que destrozó las murallas de la orgullosa ciudad. Los griegos masacraron a sus enemigos, matando a unos ocho miml tirios en el asalto a la metrópoli y crucificando a uno dos mil más en la orilla de la playa.</p>

<p>La soberbia no es un mal menor. Por eso, el salmista oraba: "¡No permitas que la soberbia domine a este siervo tuyo! ¡Líbrame de cometer grandes pecados, y nadie podrá entonces culparme de nada!" (Salmo 19:13).</p>

<p>Haz tuya esta oración.</p>