El engaño no es para siempre
2020-06-11
"El que dice la verdad permanece para siempre, pero el mentiroso, solo un instante" (Proverbios 12:19, DHH)
<p>Las aparentes diferencias que Jacob hacía entre sus hijos exacerbaban la animadversión hacia José de parte de los hermanos mayores. Un día Jacob pidió a José que fuera a buscar a sus hermanos. Aquel viaje sería terrible para el muchacho. Ni siquiera los gritos desesperados del chico disuadieron a sus hermanos de venderlo a unos ismaelitas. Pero ahora, ¿qué iban a decirle a su padre? La única opción era mentirle. Y así lo hicieron. Tomaron la túnica y esparcieron sangre de un cabrito degollado para luego llevársela a su padre y decirle con frialdad: "Esto es lo que hemos hallado. Fíjate si es o no la túnica de tu hijo" (Génesis 37:32). El anciano padre se derrumbó en cuanto vio la prenda del muchacho. Levantó su rostro bañado en lágrimas y exclamó: "¡Es la túnica de mi hijo! ¡Alguna mala bestia se lo comió! ¡José ha sido despedazado!" (vers. 33). A partir de ese día la tristeza se apoderó de su vida.</p>
<p>La vida de Jacob cambió radicalmente. Sus hijos mayores nunca se imaginaron el dolor que iban a asestar al corazón de su padre. Solo pensaron en satisfacer su odio y deseos de venganza. ¡José estaba vivo! Pero ellos decidieron sostener la mentira. Prefirieron destrozar el corazón del anciano a decir la verdad. La forma ruin en la que habían actuado con José y el engaño en que mantuvieron a su padre durante muchos años marcó sus vidas. No lograron tener paz. Sería mucho tiempo después, cuando estuvieron delante de José en Egipto, que revelarían los efectos de haber actuado como lo hicieron.</p>
<p>Pero un día su engaño salió a la luz. Viejo, cansado y triste, Jacob escuchó la confesión de sus propios hijos: lo habían engañado. José no había muerto. Ellos lo habían vendido como esclavo a unos ismaelitas y ahora era el gobernador de Egipto. El anciano no les creyó. ¡No más mentiras, por favor! Tuvieron que sacarlo de la tienda y mostrarle los carros egipcios que los acompañaban para certificar la veracidad de sus palabras. Antes de morir, Jacob volvió a ver a su hijo perdido.</p>
<p>La mentira es una sutil telaraña que envuelve tu vida lentamente hasta inmovilizarte. Una mentira puede sostener mucho tiempo, pero tarde o temprano se sabrá la verdad. Mejor aléjate de ella y de quienes la practican. Así tendrás paz en tu corazón. Si no lo haces, un día lastimarás a quienes más quieres.</p>