Pruebas de fidelidad
2020-06-05
"Al Señor le repugnan las pesas falsas, pero le agradan las pesas cabales" (Proverbios 11:1).
<p>La fidelidad que profesamos a Dios es visible a través de los pequeños actos de la vida (Lucas 16:10). Mucha gente espera recibir un elevado cargo para mostrar a Dios su fidelidad. Pero no tiene que ser así. La manera como aceptamos y cumplimos con las tareas más sencillas evidencia nuestro compromiso con el cielo. Algo tan cotidiano como obedecer a tus padres, cumplir con los deberes en la escuela o cooperar en los quehaceres de tu casa revela que estás listo para recibir mayores responsabilidades.</p>
<p>El uso de lo que no nos pertenece representa otra de las grandes pruebas de fidelidad a Dios. Cuando alguien te presta su bicicleta, ¿acaso se la entregas en malas condiciones? He conocido a jóvenes que no tienen problemas en destruir o descuidar aquello que no les pertenece. Eso revela un gran egoísmo, ya que no consideran el daño que causan a quienes confiaron en ellos. Si no eres capaz de cuidar algo que uno de tus semejantes te ha prestado, ¿cómo esperas que Dios te confíe algo mucho mayor?</p>
<p>El servicio cristiano bajo otro líder también es una prueba de fidelidad al Padre celestial. Hay jóvenes que no están dispuestos a servir al Señor si deben someterse a una autoridad. Alegan que prefieren ser independientes y seguir su propio camino, sin tener que darle cuentas a nadie de sus acciones. Pero eso revela soberbia, intolerancia y falta de cooperación. ¿Qué pasaría si llegaras al cielo y no estuvieras de acuerdo con algo? ¿Acaso formarías tu grupo independiente en las mansiones celestiales? Es mejor aprender a integrarse con aquellos que piensan diferente, respetar las ideas de los demás y convivir con todo tipo de personas. Eso es madurez cristiana.</p>
<p>El uso del dinero es una prueba de fidelidad al Señor que revela lo que llevamos dentro. Para un cristiano, el dinero es un medio para adorar a Dios, y no un fin en sí mismo. Tengas mucho o poco, úsalo para honrar al Padre celestial y no para despilfarrarlo de manera inútil.</p>
<p>Al final, todos seremos pesados en la balanza celestial (Daniel 5:27). Tu vida no necesita ser como una pesa falsa, marcada por el engaño y la infidelidad. En cambio, Dios puede convertirte en uno de sus genuinos siervos.</p>