¿Estás preparando tu propia trampa?
2020-06-02
"No tiene caso tender una trampa a la vista de todas las aves; pero ellos atentan contra su propia vida; ¡ellos mismos se tienden la trampa!" (Proverbios 1:17, 18).
<p>El espectro rugió con gran fuerza. Sus ojos inyectados en sangre reflejaban su incontrolable furia. Mostraba sus fauces y sus enormes colmillos de manera amenazadora. El pelo enmarañado cubría gran parte de su rostro, que se dejaba ver en medio de fogosos movimientos. Pero lo más impactante era su espeluznante voz, que reproducía a un demonio que poseía a su víctima. Yo estaba agazapado mirando el televisor con la cabeza cubierta con una manta. Mis hermanos se burlaban del terror que me producía una "inocente película". Asimismo, los efectos de sonido y el fondo musical le daban una sensación aún más terrorífica a los brutales escenas. Aquella noche no pude dormir. Soné que me perseguían los monstruos que habían contemplado. Me sentía muy alterado. La oscuridad comenzó a producirme pavor. Pensaba que alguien saldría repentinamente para abalanzarse sobre mí y hacerme daño.</p>
<p>Es posible que tú también hayas visto alguna película de terror, y tal vez no te haya impactado tanto como a mí. Es más, hoy es muy común entre niños y jóvenes ver este tipo de escenas. Hasta parece parte de la vida cotidiana. Desde hace varios años, una explosión de ocultismo ha inundado la industria de la cinematografía, la televisión, la radio, los libros, los videojuegos, la música, el Internet, entre otros.</p>
<p>C. S. Lewis, el brillante pensador cristiano, advierte que hay dos errores equivalentes y opuestos en los que nuestra raza puede caer en cuanto a los demonios. Uno es no creer en su existencia. El otro consiste en creer y sentir un interés enfermizo y excesivo hacia estos personajes. Los propios demonios se alegran de ambos deslices, y saludan a un materialista o a un hechicero con el mismo regodeo (The Screwtape Letters, New York: HarperCollins, 1961, prefacio).</p>
<p>En este mundo, Satanás nos coloca trampas por todas partes. ¡Pero nadie pensaría en colocarse una trampa a sí mismo! ¡Eso es de lo más absurdo! Sin embargo, aunque no lo creas, millones de jóvenes hacen precisamente eso todos los días al colocarse a merced de elementos ocultistas en películas, páginas de Internet, programas de televisión, videojuegos, música, pensando que nada va a pasarles porque no creen en la influencia satánica en sus vidas. Supuestamente, en este mundo de grandes avances científicos y tecnológicos no hay lugar para pensar en esa clase de "fanatismos". El propio diablo promueve esas ideas.</p>
<p>¡Cuidado con caer en las trampas del diablo! Evita colocar tú mismo tus propias trampas.</p>