Ninguno como él
2020-04-16
"Con la soberbia llega también la deshonra, pero la sabiduría acompaña a los humildes" (Proverbios 11:2).
<p>Ningún personaje de la historia de la humanidad ha sido tan ampliamente criticado y apreciado, estudiado e inexplorado, defendido y atacado, como Jesucristo. Lo cierto es que nadie, ni siquiera quienes lo rechazan como Hijo de Dios, puede ignorarlo, ya que su propio nacimiento divide la historia de este mundo.</p>
<p>Desde su llegada a este mundo, su persona ha sido motivo de polémica. Al nacer fue objeto de burlas debido a que su madre ya estaba embarazada de él antes de casarse con su marido. A los doce años discutió con los maestros de Israel y ofreció una correcta interpretación del sistema de sacrificios. Durante su ministerio vivió en medio de censuras, embestidas y calumnias de parte de quienes no soportaban su éxito. Las polémicas no solo rodearon sus enseñanzas, sino también sus acciones. Aceptaba a los niños y no huía de las prostitutas y los cobradores de impuestos; además, se hizo amigo de las mujeres, de los oficiales del ejército romano, de los extranjeros, de los parias de la sociedad; por si fuera poco su equipo de trabajo estaba formado en su mayoría por pescadores. Su sencillez, afabilidad y buen trato hacia los demás contrastaba con la prepotencia, arrogancia e inaccesibilidad de los dirigentes de la religión judía; asimismo, la profundidad de sus enseñanzas y lo fácil que resultaba entenderlas chocaba con las complicadas explicaciones de los rabinos sobre nimiedades e insignificancias de la normativa religiosa que mortificaban la experiencia espiritual de los creyentes.</p>
<p>Ni aun después de haber muerto en la cruz del Calvario cesaron las controversias en torno a su figura. Incluso dentro de la iglesia primitiva se discutió durante tres siglos quién era Cristo. Había quienes negaban su divinidad, otros afirmaban que era una especie de fantasma, entre otros disparates de la época. Él mismo advirtió que, previo a su regreso a este mundo, habría quienes tratarían de suplantar su identidad para reclamar su autoridad y proclamar mensajes falsos en su nombre (Mateo 24:5 11). Así que no es ninguna novedad que en estos tiempos aparezca algún que otro paladín asegurando que Dios le ha revelado una "nueva luz"; y eso usando el nombre de Jesucristo para legitimar sus desvaríos.</p>
<p>Ninguno como Jesús. Reacio a la soberbia, la altivez y el orgullo, marcando el perfil de los genuinos rasgos de lo que constituye un sabio.</p>
<p>Busca hoy a Jesús para que te conduzca por los verdaderos caminos del saber.</p>