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El poder de las convicciones

2020-04-13

"Es mejor ser sabio que ser fuerte; es mejor tener ciencia que mucha fuerza" (Proverbios 24:5).

<p>El 17 de abril de 1521 Martín Lutero fue citado a comparecer ante la Dieta de Worms. El monje agustino se iba a enfrentar a una comitiva verdaderamente estremecedora: el emperador Carlos V, seis electores alemanes, los legados del papa, arzobispos, obispos, duques, príncipes, representantes de ciudades imperiales, embajadores de cortes lejanas y numerosos dignatarios de alto rango.</p>

<p>Era demasiada presión para el humilde fraile. De hecho, no había podido dormir durante algunas noches. Él no tenía armas, salvo las Escrituras y el vigor de su predicación. Pero había llegado el momento clave de su vida. Worms era un hervidero de comentarios acerca del atrevido monje alemán. La mayoría pronosticaba que pronto ardería en la hoguera. ¿Qué relevancia podían tener sus palabras? ¿Cómo había podido llegar tan lejos?</p>

<p>Antes de presentarse delante de la Dieta, Lutero era un manojo de nervios. Entonces, fue llamado a entrar en el salón. Cuando el fraile se dirigía al recinto donde lo esperaban las autoridades religiosas y seculares, Georg von Frundsberg, un viejo guerrero, tocó el hombro de Lutero y le dijo: "Mi pobre monje, mi pobre monje, vas a enfrentar algo que ni yo ni mis compañeros de armas alguna vez hemos vivido en nuestras más fieras batallas. Si estás seguro de la justicia de tu causa, entonces sigue adelante en el nombre de Dios y ten mucho ánimo: Dios no te abandonará".</p>

<p>Después de escuchar las acusaciones de los representantes del papa, respondió con sus históricas palabras: "A menos que sea refutado y convencido por testimonios de las Escrituras o por claros argumentos de la razón -porque no creo ni en el papa ni en los concilios, ya que es evidente que han errado a menudo y se han contradicho a sí mismos-, por los textos de las Santas Escrituras que he citado, estoy sometido a mi conciencia y ligado a la Palabra de Dios. Por eso no puedo, no quiero retractarme de nada, ya que no es seguro ni saludable actuar en contra de la conciencia. Aquí estoy. No puedo hacer de otra manera. Que Dios me ayude. Amén".</p>

<p>Las palabras de Lutero marcaron el inicio de la lucha por la libertad de conciencia. El valiente monje alemán sobrevivió a una muerte segura. Defendió sus convicciones a costa de su propia vida.</p>

<p>¿Eres una persona con sólidas convicciones? ¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar para defender lo que crees? Las ideas son un arma más poderosa de lo que te imaginas. De ahí que "es mejor ser sabio que fuerte".</p>