El placer de estudiar
2020-04-07
"Cuando la sabiduría entre en tu corazón, y te deleites con el conocimiento, la discreción te protegerá y la inteligencia cuidará de ti" (Proverbios 2:10, 11).
<p>Nació y creció en la próspera metrópoli de Tarso, en Asia Menor (Hechos 21:39), una ciudad famosa por su filosofía, ciencia, educación y cultura; un lugar donde se fusionaban elementos griegos, romanos y judíos. Su padre le dio el nombre de Saulo y pertenecía a la tribu de Benjamín; además, le enseñó a ser un hebreo con profundas convicciones espirituales. Sin embargo, de alguna manera, su padre consiguió la ciudadanía romana y, con eso, abrió a Saulo grandes oportunidades de desarrollo.</p>
<p>Durante su infancia, Saulo aprendió a conocer su fe y a defenderla delante de sus compañeros. Desde pequeño se maravillaba ante las solemnes ceremonias del judaísmo. Uno de sus grandes privilegios era leer los rollos de las Escrituras, y lo hacía con una gran emoción. Asímismo, se convirtió en uno de los mejores estudiantes de la fe y tradiciones del judaísmo y fue aclamado por los grandes maestros hebreos de su época (Gálatas 1:14).</p>
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<p>Las virtudes del joven Saulo fueron ponderadas por los fariseos y escribas de su tiempo, y pronto fue promovido para estudiar a los pies de Gamaliel, nieto del gran rabino Hillel y famoso erudito hebreo (Hechos 22:3). Las palabras de su maestro dejaban boquiabierto al inquieto muchacho y lo desafiaban a devorar los textos sagrados. Gamaliel era un estudioso de la literatura griega y dirigente de la escuela liberal del pensamiento entre los judíos. A pesar de que los eruditos hebreos despreciaban la literatura griega, Gamaliel se había atrevido a comparar las grandes obras del mundo griego con textos hebreos y había adquirido una perspectiva universal sumamente atractiva. Fue así como Saulo alcanzó una visión panorámica de la fe. Conocía la poesía hebrea y la podía confrontar con <em>La Ilíada y La Odisea. </em>Para lograrlo, aprendió a dominar idiomas como el hebreo, el griego, el latín y el arameo -que era el lenguaje común-. Con todo, sus raíces hebreas estaban profundamente arraigadas. Y así, pronto Saulo fue considerado como uno de los grandes sabios del judaísmo y fue aceptado en el círculo de los académicos israelitas de la época. Nadie podía negar la sinceridad y las profundas convicciones espirituales de este joven.</p>
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<p>En su momento, Dios habría de canalizar todo ese conocimiento para hacer de él uno de los instrumentos más poderosos del Nuevo Testamento.</p>
<p>Esfuérzate en la escuela y encuentra placer en el estudio, la investigación y la lectura. Dios usará tus talentos para proclamar poderosamente su Palabra en este mundo</p>