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Bromas pesadas

2020-03-31

"Un loco que, en su locura, lanza mortíferas flechas encendidas: ¡eso es el hombre que engaña a su amigo, y luego alega que lo hizo de broma!" (Proverbios 26:18, 19).

<p>Raúl se encontró un día con sus amigos y les contó que se había comprado un coche. Todos lo miraron como no creyendo la noticia, sin embargo, con mucha solemnidad, el chico afirmó que era verdad. A los pocos días, Daniel se enteró de la nueva adquisición de su amigo. Así que se atrevió a pedirle el coche el siguiente fin de semana para salir con unos amigos. Raúl estuvo de acuerdo. ¡Daniel no lo podía creer! Así que se apresuró a hacer los preparativos en lo que se vislumbraba como una experiencia inolvidable. Y vaya que lo fue. El día señalado, Daniel se levantó emocionado y pasó a recoger el flamante automóvil. Rapul ya lo esperaba acompañado de unos amigos. Entonces, sacó un coche de juguete y lo puso en sus manos: "Aquí está el coche que he comprado". A Daniel se le desfiguró el rostro. Sus planes se habían arruinado. Raúl y sus amigos reían a placer. Todo había sido una broma.</p>

<p>En cierta ocasión escuché a un locutor de radio hacer una broma muy pesada a una mujer acerca de su esposo. La mujer se puso a llorar desconsoladamente sin saber que la conversación estaba saliendo en directo. La situación pareció salirse de control y el locutor no sabía como remediarlo, así que hubo que cortar la conversación.</p>

<p>Hay quienes piensan que es inofensivo gastar bromas pesadas a los demás, pero pocas veces se ponderan los efectos que eso tiene. Dejar en ridículo a otras personas no ha de ser motivo de regocijo. "No hemos de se charlatanes, o chismosos, o cuenteros; no hemos de dar falso testimonio. Dios nos prohíbe ocuparnos en conversaciones frívolas o necias, en hacer chistes o bromas, o en hablar palabras vanas. Tendremos que dar cuenta a Dios de lo que decimos. Seremos llevador a juicio por las palabras que no hacen bien ni al que habla ni al que oye. Hablemos todos palabras que atiendan a la edificación" (<em>Mente, caracter y personalidad, t</em>. 1, p. 122). </p>

<p>No te prestes a gastar bromas pesadas a los demás ni te alegres cuando alguien es dejado en ridículo. No es una actitud cristiana.</p>

<p>Este día pide al Señor que te enseñe a respetar a los demás y a edificar sus vidas.</p>