Algo mejor que la adulación
2020-03-11
"A fin de cuentas, más se aprecia al que reprende que al que adula" (Proverbios 28:23, CST).
<p>Nunca olvidaré un viaje a Nuevo Laredo (México) para participar en una serie de conferencias bíblicas hace ya varios años. Durante mi estancia en ese lugar, Héctor, mi hermano, -que entonces vivía por allí- me hizo algunos comentarios sobre mi sobrepeso y me motivó a participar en una carrera de diez kilómetros. Al principio me sentí un poco incómodo con lo que me dijo, pero al final decidí acompañarlo a entrenar. El día de la competición me sorprendió ver a un buen número de jóvenes adventistas dispuestos a correr. Y ahí estaba yo, un poco arrepentido de haber aceptado el desafío; me sentía como un bicho raro, harina de otro costal. La carrera comenzó y de pronto me di cuenta de que estaba en los últimos lugares, pero mi objetivo no era ganar, sino correr los diez kilómetros. Poco a poco, algunos corredores fueron abandonando la carrera pero yo seguía corriendo, motivado por Héctor, que me exhortaba a no claudicar. Finalmente, terminé la carrera. Estaba agotado, pero lo había logrado. Agradecí mucho a mi hermano su impulso para competir y a los enjundiosos jóvenes adventistas de Nuevo Laredo por su estímulo para seguir adelante. Lo mejor de todo fue que, a partir de ese día, comencé a participar regularmente en este tipo de carreras, lo cual ha traído grandes beneficios a mi salud.</p>
<p>En la vida es mucho más agradable recibir halagos que reprensiones. Cuando alguien te lanza una crítica, de inmediato te colocas a la defensiva. Pero cuando una de esas observaciones viene de uno de tus seres queridos, creo que vale la pena atenderla. Siempre hay algo que mejorar. Los cambios resultan desafiantes. No es fácil mantenerse en la lucha, pero no hay que claudicar. El apóstol Pablo comparó la vida espiritual con una carrera: "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe" (2 Timoteo 4:7). Creo que para seguir la carrera de la fe necesitamos la motivación de Jesús, el apoyo de la Iglesia y el cariño de nuestros familiares.</p>
<p>Los verdaderos amigos no se dedican a adularte, más bien, a veces se ven obligados a poner el dedo en la llaga y decirte algunas dolorosas verdades con el fin de ayudarte a mejorar. Con el tiempo, esos comentarios que resultaron incómodos en su momento llegan a ser muy valiosos, ya que motivaron cambios relevantes en tu vida.</p>
<p>Hoy pide al Señor que te ayude a cultivar buenas amistades que te ayuden a edificar un sólido carácter para el reino de los cielos.</p>