Resentimiento hacia la religión
2020-01-11
“Cada corazón conoce su propia amargura, y ningún extraño participa de su alegría” (Proverbios 14:10).
<p>En diferentes partes del mundo podemos encontrar un elevado nivel de secularismo. No obstante, en algunas zonas de Europa existe un elemento que resulta muy revelador: el resentimiento hacia la religión. Parece como si la gente guardara un peculiar rencor espiritual. Asimismo, da la impresión de que no estuviera dispuesta a nada por cuestiones religiosas. Y es que Europa tiene un doloroso pasado en cuestiones de luchas de esta índole. Así que hoy, cualquier tema religioso es visto con cierta sospecha y hartazgo por parte de importantes sectores de la sociedad. La percepción es que la iglesia (Católica) no ha defendido a la gente, más bien, hasta cierto punto, se ha visto como su enemiga.</p>
<p>La verdad es que cuando te obligan a vivir la religión de una manera radical, sin respetar tu individualidad ni tus puntos de vista, además de exigirte luchar y dar la vida por causas que no entiendes, bajo la amenaza de la ira divina o la perdición eterna, a la larga el resultado es muy predecible: el resentimiento.</p>
<p>¿Alguna vez te has resentido con la iglesia? ¿Guardas en tu corazón rencor hacia algunos pastores o líderes de tu congregación? Tal vez alguno de tus familiares ha tratado de imponerte la doctrina o las normas cristianas de una manera tajante sin darse cuenta de que estaba invadiendo tu libertad. Sí, es posible que haya pasado. Y no es agradable reconocerlo. El mismo Jesús advirtió que a veces el ímpetu religioso rebasa los derechos de los seres humanos: “Os expulsarán de las sinagogas; y hasta viene el día en que cualquiera que os mate pensará que está prestando un servicio a Dios” (Juan 16:2, CST).</p>
<p>La experiencia ha revelado que no son las normas las que lastiman a los creyentes, especialmente a los jóvenes, sino la manera en la que a veces se aplican. Personalmente, soy amigo de varios jóvenes que ya no asisten a la iglesia. Se han ido por diversas causas, la mayoría llenos de resentimiento. Al escucharlos, he visto el mismo patrón en su experiencia espiritual. El problema es que, al dar la espalda a los principios cristianos, han tomado decisiones drásticas que han arrastrado sus vidas por situaciones muy complejas. Y después ya nada vuelve a ser igual.</p>
<p>Hay que aprender de los errores del pasado. Las normas de la iglesia se pueden cumplir sin necesidad de humillar a quienes las transgreden, enfatizando siempre el amor de Dios y su invitación al arrepentimiento.</p>