Nada de excesos de confianza
2020-01-04
“No seas sabio en tu propia opinión; teme al Señor y apártate del mal” (Proverbios 3:7).
<p>La guerra es una experiencia sumamente dramática para la conciencia humana. Los ejércitos entrenan a sus tropas con toda una psicología que los ayuda a superar los horrores de las vivencias de la lucha armada. A pesar de que alguien se pueda sentir muy preparado para enfrentar una guerra, la incertidumbre, el temor y la ansiedad se ciernen sobre la mente de cualquier soldado.</p>
<p>Después de haber conquistado la tierra de Canaán, algunas tribus de Israel tuvieron que enfrentarse a varios pueblos que quedaban en la región. Bajo la dirección divina, habían visto grandes muestras del poder del cielo. Incluso grandes ejércitos habían caído delante de ellos. A pesar de haber obtenido memorables victorias y acumular experiencia en la batalla, no había por qué caer en excesos de confianza. Así fue como las tribus de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés tuvieron que combatir a los agarenos, a Jetur, Nafis y Nodab. Y aunque los hebreos contaban con una milicia de cuarenta y cuatro mil seiscientos sesenta y seis soldados muy bien pertrechados, decidieron que su principal arma sería otra: la oración. La Biblia dice que oraron al Señor mientras estaban en medio de la batalla, y el Señor los ayudó a salir victoriosos (1 Crónicas 5: 20).</p>
<p>Una de las grandes tentaciones de un cristiano es el exceso de confianza; creer que la experiencia en la iglesia, el conocimiento y las habilidades personales lo capacitan para salir victorioso en las luchas espirituales. Es así como paulatinamente abandona la oración y el estudio de la Biblia. Entonces, la derrota es inevitable. Luego vienen la frustración, el desánimo y las reclamaciones personales. Y cuando uno se pregunta por qué se dan estas situaciones, es muy importante recordar las palabras de Jesús registradas en Juan 15:5: “Separados de mí nada podéis hacer” (RVR95).</p>
<p>¿Estás en medio de una batalla contra la tentación? Es tiempo de orar. ¿Tienes fuertes conflictos con tus padres? Es tiempo de orar. ¿Enfrentas graves dificultades en la escuela? Es tiempo de orar. ¿Tu relación amorosa atraviesa por momentos caóticos? Es tiempo de orar. Así como Dios ayudó a las tribus hebreas a derrotar a los cananeos, te ayudará a ti a superar tus dificultades. Pero recuerda el secreto: la oración en medio de la batalla.</p>